oma, 24/01/05 (Veritas) La unidad entre los obispos, la enseñanza de la religión, el laicismo, los sacerdotes y las vocaciones, los sacramentos, e incluso el problema del agua, son algunos de los temas que tocó el discurso del Papa a los dos primeros grupos de obispos españoles, encabezados por el cardenal Rouco, que fueron recibidos hoy en audiencia.
La comitiva episcopal estuvo compuesta por los obispos de las provincias eclesiásticas de Madrid, Toledo, Burgos, Valladolid, Zaragoza, Mérida-Badajoz y Pamplona, así como el arzobispado castrense.
Juan Pablo II afirmó hoy en su discurso a los obispos españoles en visita Ad Limina que la educación de los jóvenes ?no puede prescindir de la enseñanza religiosa también en la escuela, cuando lo pidan los padres, con una valoración académica acorde con su importancia?, y añadió que las autoridades ?tienen el deber de garantizar este derecho de los padres y asegurar las condiciones reales de su efectivo ejercicio, como está recogido en los Acuerdos Parciales entre España y la Santa Sede de 1979?.
Por otro lado, ante los retos planteados a la Iglesia en España, el Papa insistió en la importancia de la unidad: ?en vuestra propia diócesis, estáis llamados a vivir y dar testimonio de la unidad querida por Cristo para su Iglesia?. Según el Santo Padre, ?la diversidad de pueblos, con sus culturas y tradiciones, lejos de amenazar esta unidad, ha de enriquecerla desde su fe común?.
Respecto al problema del laicismo, el Papa afirmó que ?España es un país de profunda raigambre cristiana?, y afirmó que ?las vivas raíces cristianas de España, como puse de relieve mi última Visita pastoral en mayo de 2003, no pueden arrancarse, sino que han de seguir nutriendo el crecimiento armónico de la sociedad?.
El Papa recordó que ?muchos de los retos y problemas aún presentes en vuestra Nación ya existieron en otros momentos?, y añadió que España ?ha ofrecido a la Iglesia universal numerosos hijos e hijas que han sobresalido a menudo por la práctica de las virtudes en grado heroico o por su testimonio martirial?. Yo mismo he tenido el gozo de canonizar o beatificar a numerosos hijos e hijas de España.
Sobre el laicismo, el Santo Padre advirtió que se trata de una ideología ?que lleva gradualmente, de forma más o menos consciente, a la restricción de la libertad religiosa hasta promover un desprecio o ignorancia de lo religioso, relegando la fe a la esfera de lo privado y oponiéndose a su expresión pública?, y añadió que esto ?no forma parte de la tradición española más noble, pues la impronta que la fe católica ha dejado en la vida y la cultura de los españoles es muy profunda para que se ceda a la tentación de silenciarla?
?Con ocasión de la clausura del Año Jacobeo, he invitado a los fieles españoles a buscar en el Santísimo Sacramento la fuerza para vencer los obstáculos y afrontar las dificultades del momento presente?, afirmó el Santo Padre, quien pidió a los seglares que, ?apoyados por sus obispos?, defiendan ?el respeto efectivo a la vida, en todas sus etapas, la educación religiosa de los hijos, la protección del matrimonio y de la familia, la defensa del nombre de Dios y del valor humano y social de la religión cristiana?.
El Papa se refirió también cuestiones pastorales como la vida de los sacerdotes, las vocaciones, el Año de la Inmaculada y sobre todo a la importancia de la Eucaristía, y pidió ?una acción pastoral que promueva una participación más asidua de los fieles en la Eucaristía dominical?.
El Papa aconsejó también ?fomentar una pastoral específica vocacional, amplia y capilar? dirigida a los jóvenes, los cuales ?han de ser objeto especial de vuestros desvelos pastorales. En este sentido, no deben escatimarse los esfuerzos necesarios, aunque a veces no den fruto inmediato?.
Por último, se refirió a algunos problemas sociales de las diócesis a las que pertenecen los obispos presentes: ?en los últimos años, en Aragón, Asturias, Castilla-La Mancha, Castilla-León, Madrid, Navarra y el País Vasco, regiones donde ejercéis la caridad pastoral guiando al Pueblo de Dios, han cambiado muchas cosas en el ámbito social, económico y también religioso, dando paso a veces la indiferencia religiosa y a un cierto relativismo moral?.
?En algunas partes se vive la confrontación social por un recurso natural: el agua; siendo ésta un bien común no se puede despilfarrar ni olvidar el deber solidario de compartir su uso. Las riquezas no pueden ser monopolio de quienes disponen de ellas, ni la desesperación o la aversión pueden justificar ciertas acciones incontroladas de quienes carecen de las mismas?, añadió.