Pamplona, 27/12/04 (Veritas) El arzobispo de Pamplona, monseñor Fernando Sebastián, dedicó hoy su carta pastoral ?Los nuevos inocentes? a la cuestión de la investigación con embriones, a raíz de la reciente aprobación del Gobierno, una cuestión sobre la que, según el prelado, ?se callan datos importantes?.
Monseñor Sebastián recordó que para investigar con las células madre embrionarias ?antes hay que matar al embrión que es un verdadero ser humano?, y se preguntó si ?es lícito destruir, matar, a un ser humano para curar a otro?.
Según el prelado, los científicos ?saben que las células madre embrionarias, hoy por hoy, no sirven para curar, porque son células demasiado abiertas que resultan incontrolables y pueden terminar provocando procesos cancerosos?. El arzobispo de Pamplona se pregunta si este ?empeño en legitimar la investigación con células embrionarias? no se debe más bien a la necesidad de ?defender el negocio de la fecundación in vitro, origen de esos embriones sobrantes?.
?Resulta que como consecuencia de la fecundación asistida los centros dedicados a estas prácticas tienen un depósito de embriones congelados (40, 50 ó 60.000, nadie lo sabe) con los que no se sabe qué hacer. Sus padres ya no los quieren, no hay mujeres o matrimonios que puedan adoptar tal número de embriones, matarlos directamente parece demasiado cruel. Entonces se encuentra la fórmula de decir "vamos a utilizarlos para investigar con el fin de curar enfermedades degenerativas con las células madre de estos embriones". Y así se presenta la cuestión de una manera verdaderamente engañosa?, afirmó.
El arzobispo de Pamplona cree que la solución ?sería prescindir de la fecundación asistida, o por lo menos hacerla de tal manera que no quedaran embriones sobrantes, es decir, que no quedaran hijos sobrantes, guardados en el congelador y al final dedicados a la muerte?.
?Sin embargo, los centros de reproducción asistida tienen otras pretensiones y tratan de ampliar la aplicación de la fecundación in vitro a padres fértiles y fecundos, con el fin de obtener un hijo con características seleccionadas, por si alguna vez es necesario utilizar sus células a favor de alguno de sus hermanos. Algo peor que la esclavitud?, añadió.
Según monseñor Sebastián, en España ?se están produciendo procesos profundos de conciencia bastante alarmantes. En muchos ambientes se tiene la convicción de que para entrar en el mundo de la modernidad, hay que distanciarse de lo que diga la Iglesia?. Para el prelado, ?según esta manera de pensar, lo natural, lo justo, lo lícito, en cada momento, es lo que nos conviene, lo que el gobierno y los legisladores creen que pide la opinión pública, o lo que a ellos les resulta más conveniente en relación con sus intereses políticos?.
Monseñor Fernando Sebastián pidió un ?debate sereno? sobre esta cuestión y afirmó que ?la vida política y la actividad científica tienen que estar sometidas a una norma moral objetiva socialmente compartida y respetada?, y añadió que ?no basta con apelar a la Constitución. Un texto legal, obra de hombres, no puede ser principio último del bien y del mal. El texto mismo de la Constitución responde a unos principios morales preexistentes?.