Enseñame a comprender por que los hijos nos hacen sufrir sabiendolo.
Gracias una Mamá muy preocupada
Loreto
Lo errores, cada cual en su vertiente, no suelen ser de unos solo.
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Seibei Iguchi dixit.
Porque no han tenido aún la experiencia de lo que significa ser madre... y, les cansa la de ser hijos.
Muchas veces los padres tiene mala memoria de su propia infancia.
Los niños no suelen tener mucha empatía, todavía no han sufrido como apra darse cuenta... a su vez si están molestos por no sentirse comprendidos o amados por sí mismos pueden advertir en qué fastidian más. Mejor no darse por aludidos y puesto que los adultos somos supuestamente mucho mejeores que los enanos, empecemos a caminar con sus zapatos y a no sentirnos acreedores de las tropecientas mil cosas que creemos que hacemos por ellos.
convendría también examinart sinceramente si lo hacemos por ellos o por salvar nuestra conciencia. El amarlos por sí mismos no por ser así o asá o por hacer esto o aquello.
Depende, claro, de qué errores.
-Si son los de ellos en su vida, mejor que los atraviesen. No que sea bueno por sí mismo que yerren y sufran, sino que al ser inevitable, será también bueno, cuando acopien la experiencia.
Tú sabes lo que se sufre errando porque seguramente erraste, si no no lo sabrías. Le quieres ahorrar a tus hijos esos sufrimientos, pero les quitarías también el llegar a tener tu experiencia, que, como la mía, seguramente va de errar en error, no de acierto en acierto.
-También a veces los hijos nos hacen sufrir equivocándose en el juicio que hacen de nosotros. Es muy difícil ese momento, es el momento en que nos tiran la pedrada para que caigamos del pedestal... ¡en el que ellos -inevitablemente- nos pusieron!
Tampoco es posible ahorrar ese sufrimiento, ni en ellos ni en nosotros. No es posible ni bueno para ellos, porque si se lo ahorráramos, le estaríamos también convalidando el figurín súper-héroe: súpermami, súperpapi...
Ni es posible ahorrar ara nosotros ese sufrimiento, porque esa pedrada que nos hace sufrir es tan necesaria a la vida de ellos, es una etapa tan indispensable para ellos, que si pudiéramos ver el futuro, incluso el inmediato, diríamos, ¡que aegría que ya me están bajando del pedestal!
Pero bueno: nadie de nosotros ve el futuro, ni siquiera el inmediato, y a todos nos duele mucho en el momento.
Por uno o por otro, el sufrimiento de los hijos es de ellos; podemos co-sufrir, podemos acompañar y ayudar, pero la vida de ellos nos trasciende. Eso es, seguramente, uno de los más enigmaticos misterios, en el escalón abajo inmediato al misterio mismo de Dios.
Ánimo, si alguien nos hubiera podido decir lo que se sentía con un hijo, tal vez no encargábamos ninguno, pero me incino a creer que seguramente hubiéramos deseado tener muchos más que los que uno tiene.
Abel
Te vi debajo de la higuera