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«Mira que estoy a la puerta y llamo,
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formación, reflexión y amistad en la fe, con una mirada católica ~ en línea desde el 20 de junio de 2003 ~
Biblia: Los Salmos


Salmo 18 (17): Acción de gracias después de la victoria
Buscador simple (o avanzado)
El buscador «simple» permite buscar con rapidez una expresión entre los campos predefinidos de la base de datos. Por ejemplo, en la biblioteca será en título, autor e info, en el santoral en el nombre de santo, en el devocionario, en el título y el texto de la oración, etc. En cada caso, para saber en qué campos busca el buscador simple, basta con desplegar el buscador avanzado, y se mostrarán los campos predefinidos. Pero si quiere hacer una búsqueda simple debe cerrar ese panel que se despliega, porque al abrirlo pasa automáticamente al modo avanzado.

Además de elegir en qué campos buscar, hay una diferencia fundamental entre la búsqueda simple y la avanzada, que puede dar resultados completamente distintos: la búsqueda simple busca la expresión literal que se haya puesto en el cuadro, mientras que la búsqueda avanzada descompone la expresión y busca cada una de las palabras (de más de tres letras) que contenga. Por supuesto, esto retorna muchos más resultados que en la primera forma. Por ejemplo, si se busca en la misma base de datos la expresión "Iglesia católica" con el buscador simple, encontrará muchos menos resultados que si se lo busca en el avanzado, porque este último dirá todos los registros donde está la palabra Iglesia, más todos los registros donde está la palabra católica, juntos o separados.

Una forma de limitar los resultados es agregarle un signo + adelante de la palabra, por ejemplo "Iglesia +católica", eso significa que buscará los registros donde estén las dos palabras, aunque pueden estar en cualquier orden.
La búsqueda admite el uso de comillas normales para buscar palabras y expresiones literales.
La búsqueda no distingue mayúsculas y minúsculas, y no es sensible a los acentos (en el ejemplo: católica y Catolica dará los mismos resultados).
en la liturgia: Salmo 17
se utiliza en:
- miércoles de la primera semana: Oficio de lecturas
- jueves de la primera semana: Oficio de lecturas
1 [Del maestro de coro. Del siervo de Yahvé, David, que dirigió a Yahvé las palabras de este cántico el día en que Yahvé lo libró de todos sus enemigos y de las manos de Saúl.]

2 Yo te amo, Señor; Tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.
3 Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
4 Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos.

5 Me cercaban olas mortales,
torrentes destructores me aterraban,
6 me envolvían las redes del abismo,
me alcanzaban los lazos de la muerte.

7 En el peligro invoqué al Señor,
grité a mi Dios:
desde su templo Él escuchó mi voz,
y mi grito llegó a sus oídos.

8 Entonces tembló y retembló la tierra,
vacilaron los cimientos de los montes,
sacudidos por su cólera;
9 de su nariz se alzaba una humareda,
de su boca un fuego voraz.
y lanzaba carbones ardiendo.

10 Inclinó el cielo y bajó
con nubarrones debajo de sus pies;
11 volaba a caballo de un querubín
cerniéndose sobre las alas del viento,
envuelto en un manto de oscuridad;

12 Como un toldo, lo rodeaban
oscuro aguacero y nubes espesas;
13 al fulgor de su presencia, las nubes
se deshicieron en granizo y centellas;

14 y el Señor tronaba desde el cielo,
el Altísimo hacía oír su voz:
15 disparando sus saetas, los dispersaba,
y sus continuos relámpagos los enloquecían.

16 El fondo del mar apareció,
y se vieron los cimientos del orbe,
cuando tú, Señor, lanzaste un bramido,
con tu nariz resoplando de cólera.

17 Desde el cielo alargó la mano y me agarró,
me sacó de las aguas caudalosas,
18 me libró de un enemigo poderoso,
de adversarios más fuertes que yo.

19 Me acosaban el día funesto,
pero el Señor fue mi apoyo:
20 me sacó a un lugar espacioso,
me libró porque me amaba.

21 El Señor retribuyó mi justicia,
retribuyó la pureza de mis manos,
22 porque seguí los caminos del Señor
y no me rebelé contra mi Dios;
23 porque tuve presentes sus mandamientos
y no me aparté de sus preceptos;

24 le fui enteramente fiel,
guardándome de toda culpa;
25 el Señor retribuyó mi justicia,
la pureza de mis manos en su presencia.

26 Con el fiel, Tú eres fiel;
con el íntegro, Tú eres íntegro;
27 con el sincero, Tú eres sincero;
con el astuto, Tú eres sagaz.
28 Tú salvas al pueblo afligido
y humillas los ojos soberbios.

29 Señor, Tú eres mi lámpara;
Dios mío, Tú alumbras mis tinieblas.
30 Fiado en Ti, me meto en la refriega;
fiado en mi Dios, asalto la muralla.

31 Perfecto es el camino de Dios,
acendrada es la promesa del Señor;
Él es escudo para los que a él se acogen.

32 ¿Quién es dios fuera del Señor?
¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios?
33 Dios me ciñe de valor
y me enseña un camino perfecto;

34 Él me da pies de ciervo,
y me coloca en las alturas;
35 Él adiestra mis manos para la guerra,
y mis brazos para tensar la ballesta.

36 Me dejaste tu escudo protector,
tu diestra me sostuvo,
multiplicaste tus cuidados conmigo.
37 Ensanchaste el camino a mis pasos,
y no flaquearon mis tobillos;

38 yo perseguía al enemigo hasta alcanzarlo,
y no me volvía sin haberlo aniquilado:
39 los derroté, y no pudieron rehacerse,
cayeron bajo mis pies.

40 Me ceñiste de valor para la lucha,
doblegaste a los que me resistían;
41 hiciste volver la espalda a mis enemigos,
rechazaste a mis adversarios.

42 Pedían auxilio, pero nadie los salvaba;
gritaban al Señor, pero no les respondía.
43 Los reduje a polvo, que arrebataba el viento;
los pisoteaba como barro de las calles.

44 Me libraste de las contiendas de mi pueblo,
me hiciste cabeza de naciones,
un pueblo extraño fue mi vasallo.

45 Los extranjeros me adulaban,
me escuchaban y me obedecían.
46 Los extranjeros palidecían
y salían temblando de sus baluartes.

47 Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador:
48 el Dios que me dió el desquite
y me sometió los pueblos;

49 que me libró de mis enemigos,
me levantó sobre los que resistían
y me salvó del hombre cruel.

50 Por eso te daré gracias entre las naciones, Señor,
y tañeré en honor de tu nombre:
51 tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido,
de David y su linaje por siempre.

Para el rezo cristiano

Comentario exegético

De los Santos Padres

Catequesis de Juan Pablo II

Catequesis de Benedicto XVI

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