En dos lecturas patrísticas del Oficio de lecturas aparece una expresión un poco inquietante: "mucho le place al Señor la muerte de sus fieles", tomada del salmo 115,6 (num litúrgica, en las ediciones bíblicas: 116,15).
Las dos lecturas son las siguientes:
De San Agustín: Sermón 329, en el natalicio de los mártires, que se utiliza el 26 de septiembre, San Cosme y San Damián, mártires.
De San Cipriano: Carta 6,1-2, que se utiliza en el Común de mártires (y por tanto puede leerse varias veces en el año).
(Las he linkeado, para quienes deseen leerlas).
Si vamos a las traducciones bíblicas en general nos encontraremos con una expresión que es casi contraria a esta; por ejemplo, Biblia de Jerusalén (y como ella casi todas) traduce: "Mucho cuesta a los ojos de Yahveh la muerte de los que le aman".
¿Qué ha pasado, entonces? ¿se trata de un error de transcripción? ¿deberíamos corregirlo?
El texto hebreo original dice "yaqar beeinei YHVH": "valioso [precioso, costoso] en los ojos de Yahveh... [la muerte de sus fieles]"
La traducción de los LXX optó por enfatizar el significado del coste: "timios enantion kyriou..." [preciosísima, honrosa]
De allí proviene la latina que volcará: "pretiosa in conspectu Domini..."
Lo que ocurre es que la palabra en sí tiene una doble dirección: lo que cuesta y es valioso puede verse desde el punto de vista de lo arduo que es conseguirlo, o desde el punto de vista de que es apetecible y admirable.
Tanto la versión griega como la latina tradujeron correctamente: precioso es lo que tiene gran precio, mucho valor, así que expresaron bien el sentido del salmo, aunque en su aspecto más "positivo", mientras que nuestras traducciones actuales enfatizan el aspecto más negativo, el de lo costoso y arduo.
San Cipriano, y sobre todo san Agustín, jugaron con este doble sentido, enfatizando el aspecto de "gesta admirable" que tiene el martirio. Escribe san Agustín: "Mucho le place al Señor la muerte de sus fieles, pues nos place a nosotros y a aquel en cuyo honor ha sido ofrecida." Como se puede ver, si tradujéramos aquí: "mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles", se perdería el sentido de lo que dice san Agustín; no podríamos decir: "Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles, pues nos cuesta a nosotros y a aquel en cuyo honor ha sido ofrecida."; por eso el traductor ha tratado de buscar un concepto que permitiera expresar ese matiz. Realmente no es una gran traducción, si el traductor de san Agustín hubiera sido más literal, podría haber puesto:
"Es preciosa ante el Señor la muerte de sus fieles, pues es preciosa ante nosotros y ante aquel en cuyo honor ha sido ofrecida", y se hubiera salvado el sentido completo del pasaje, sin resultar chocante.
Creo que la opción del traductor castellano de la liturgia no ha sido la mejor, pero es la traducción oficial, y no me compete a mí modificarla. La liturgia de El Testigo Fiel se limita a presentar los textos oficiales, no a hacer una edición critica.