Es cierto que puede llamar la atención, porque estamos acostumbrados a que en una celebración con asistencia del pueblo, el obispo, si está presente, la presida. Pero esto no es una obligación sino una recomendación.
Los documentos litúrgicos encarecen vivamente a los obispos que presidan las celebraciones donde asiste el pueblo, para manifestar mejor el significado del ministerio episcopal diocesano; pero en un caso como el que comenta es comprensible y lógico que quien preside, aun estando el obispo, sea el otro.
Luego no hay distinciones de oficios litúrgicos entre concelebrantes, así que no hizo de concelebrante segundo, sino de concelebrante, que posiblemente le tocó leer en segundo lugar, por la posición en la que estaba.
El Ordenamiento General del Misal Romano dice, en su número 92:
Toda celebración legítima de la Eucaristía es dirigida por el Obispo, ya sea por su propio ministerio, ya por ministerio de los presbíteros, sus colaboradores.
Cuando el Obispo está presente en una Misa para la que se ha congregado el pueblo, conviene sobremanera que sea él quien celebre la Eucaristía y que los presbíteros, como concelebrantes, se le asocien en la acción sagrada. Y esto se hace, no para aumentar la solemnidad exterior del rito, sino para significar con más vivo resplandor el misterio de la Iglesia, que es “sacramento de unidad”.
Como ve, se encarece vivamente, pero no se obliga.
Cuestión añadida es que el obispo diocesano es maestro en su diócesis, o sea que si él está presente uno tiene que más bien tender a creer que lo que hace está bien hecho; no porque no pueda equivocarse o saltearse algo que está mandado en documentos, sino porque su oficio, especialmente en la liturgia, no está al servicio de cumplir reglamentos litúrgicos, sino que más bien los reglamentos están para ayudarlo a él a manifestar la unidad viva de la Iglesia. Pero él puede decidir (tiene la autoridad y la legitimidad para ello) salirse por conveniencia pastoral de alguna práctica ritual que esté mandada.
La relación de los obispos con el conjunto de la Iglesia es distinta y más rica que la de un delegado de un poder central, como ocurre por ejemplo en el gobierno de los países.
De todos modos no es este el caso, porque no se ha salido de lo que está mandado.
De acuerdo en todo y muy bien explicado. Sin embargo, añadiría unas correcciones a la formulación de la pregunta.
En primer lugar, me refiero a cuando dice "fui a una concelebración". En efecto, no podemos decir que hemos ido a una concelebración, sino a una celebración, independientemente de que haya uno o más concelebrantes.
En segundo lugar, hay que tener presente que la Eucaristía, como conmemoración que es, la celebramos todos los asistentes como asamblea congregada (que es lo que significa la palabra Iglesia), y no solo los sacerdotes.
En tercer lugar, el sacerdote al que en la pregunta se llama "celebrante principal", en realidad es el sacerdote que preside la Eucaristía. Porque, como bien ha dicho en su respuesta, no existe celebrante principal, primero y segundo.
Por tanto, la Eucaristía la celebramos todos, está presidida por un ministro ordenado y puede ser concelebrada por otros.