Los cánticos de Antiguo (Laudes) y Nuevo (Vísperas) Testamento se recitan exactamente de la misma manera que los salmos: si los salmos se hacen por coros alternados estrofa a estrofa, de la misma manera se puede hacer con los cánticos; si los salmos se recitan con un cantor, y todos los demás escuchan, los cánticos se pueden hacer igual. No hay una diferencia formal entre los cánticos y los salmos.
Normalmente se hace alguna variación en el rezo, pero no porque sean cánticos, sino para darle cierto «dinamismo». Por ejemplo, si se está rezando a dos coros, y el coro de la derecha comenzó el primer salmo, el de la izquierda puede comenzar el segundo, y nuevamente el de la derecha el tercero; si es Laudes, el primero será salmo, el segundo cántico y el tercero salmo, si es Vísperas, el primero y el segundo serán salmos y el tercero cántico. También existe la variante que registra la persona que ha hecho la pregunta, es decir, el cántico recitado (o cantado) por todos a la vez, pero es una variante y una elección de quien prepare esa liturgia, no es algo exigido por el hecho de ser cántico.
Casos en algún sentido especiales resultan los cánticos evangélicos -Benedictus en Laudes, Magníficat en Vísperas y Nunc Dimitis en Completas-, porque deben destacar por cierta solemnidad respecto de lo demás: son el único texto extenso que proviene directamente del Evangelio en toda la Liturgia de las Horas. Al igual que el evangelio en la misa, el cántico evangélico debe ser recitado o cantado de pie; por supuesto que en el rezo individual esta rúbrica no se aplica, pero en la recitación comunitaria es preceptiva. Ahora bien, en cuanto al modo concreto de cantarlo o recitarlo, es decir, si todos juntos, o en estrofas alternadas, o de cualquier otro modo, al igual que en los salmos y cánticos, no hay nada rubricado, y queda al buen criterio de quien prepara la liturgia en cada comunidad, o a las costumbres del lugar.
Como parte de la profundización en la liturgia, no debería dejar de leerse el Ordenamiento Genral de la Liturgia de las Horas, que trata con suficiente amplitud todos estos aspectos (el documento está disponible completo desde la portada de la liturgia de El Testigo Fiel), no sólo por dirimir estas cuestiones prácticas, sino también para acercarse más a la estructura profunda de la bellísima oración litúrgica.