En principio, se llama «salmodia» al canto de los salmos, derivado del griego "psalmos" (salmo) y "odé" (canto); sin embargo la expresión en la actualidad se usa de manera más amplia, para decir el canto o recitación de los salmos según una distribución fija de los mismos a los largo del tiempo.
El "salterio" es el conjunto de los 150 salmos bíblicos, más los textos sálmicos que están incluidos en los restantes libros del antiguo y del nuevo Testamento, llamados "cánticos bíblicos" (para distinguirlos de los salmos).
La "salmodia" es la organización del salterio en un ciclo de tiempo. En el oficio divino tal cual lo practicamos ahora, la salmodia distribuye el salterio en cuatro semanas, de modo que prácticamente se utilizan todos los textos en esos 28 días (ver la pregunta: "¿En la Liturgia de la Horas se utilizan todos los salmos del salterio?").
La distribución según las horas es:
En el Oficio de Lecturas: 3 salmos (o un salmo largo dividido en tres)
En las horas intermedias: 3 salmos preferentemente "graduales", es decir, los que hacen referencia a la subida a Jerusalén.
En Laudes: salmo, cántico del AT, salmo
En Vísperas: salmo, salmo, cántico del NT
En Completas: un salmo
-En realidad Completas debe tomarse aparte, porque no entra en el ciclo de 4 semanas sino que tiene una distribución propia de una única semana a lo largo de todo el año, en cualquier tiempo litúrgico
-En Vísperas se reza el cántico del NT después de los salmos, para que no se lea ya del Antiguo Testamento una vez que se ha leído del Nuevo; por eso las lecturas breves también son siempre del Nuevo, en cambio en Laudes hay de los dos.
La salmodia varía muy poco a lo largo del año, es decir que en los distintos tiempos litúrgicos se cambia muy poco; lo que le da su carácter propio a cada día y hace que, a pesar de la repetición mes a mes parezca distinto, es el juego de antífonas y la presencia o no de la exclamación "aleluya" (literalmente: "alabad a Yahve", en hebreo), que sirven para adaptar la salmodia al tiempo concreto.
En el oficio actual la distribución de los salmos se ha hecho con mucho cuidado, y se persigue que la salmodia sea interrumpida lo menos posible por celebraciones que obliguen a cambiar esos salmos. Así, por ejemplo, aunque en el Tiempo Ordinario, sobre todo, se suceden las celebraciones de los santos, la salmodia no se ve alterada, sino que sigue su propia marcha, de tal modo que ni siquiera las antífonas deben cambiar en esas memorias.