La vida de este jienense afincado en Madrid de 51 años, empresario y asesor financiero-tecnológico, ha cambiado por las secuelas de una meningitis. Está casado con Beatriz y tienen una hija de 8 años del mismo nombre, «un regalo de Dios tras 16 años de intentos». El rosario le acompaña siempre en los buenos y malos momentos y ha creado @rosariosgodworker para vender los que fabrica.
Hace año y medio, una infección en el oído le atravesó el cráneo y entró en el cerebro. La meningitis le ha dejado importantes secuelas. ¿Cómo está?
Actualmente, estoy en período de rehabilitación y adaptación a mi nueva vida. La meningitis me dejó sordo del oído derecho y el izquierdo con una capacidad del 50 %. Al hacerme unas pruebas para ver el origen, descubrieron que tenía un agujero en la base del cráneo, que fue por donde —desde el oído— pasó al cerebro. Al operarme por primera vez, vieron que el agujero era mucho más grande y que estaba perdiendo líquido cefalorraquídeo, por lo que tuvieron que cerrar y gestionar con neurocirujanos, otra intervención para reconstruirme y sellarme la base del cráneo. Tenía toda la zona devastada, como si hubiera tenido un accidente de coche, y me tuvieron también que reconstruir el oído interno. A la sordera, con implantes, es cuestión de adaptarse. Para mí lo más debilitante son los mareos, vértigos y migrañas que padezco y que se han vuelto crónicos. El dolor se ha convertido en un compañero inseparable de fatigas.
La enfermedad ha cambiado su vida y la de su familia. ¿Cómo la asumió?
Misteriosamente, desde el momento en que me di cuenta de que no iba a volver a oír como antes y de que mi vida sería diferente, le dije a Dios que, si esto Él lo quería para mí, yo lo aceptaba amorosamente. En ningún momento he sentido en mi alma ese dolor que deja el haber perdido algo grande en tu vida y en el que descargas tu ira contra Dios porque no comprendes una situación desgarradora. Todo lo contrario; me he sentido siempre muy amado y muy protegido por Dios y por su Madre. Eso me da una paz que aún no termino de comprender, pero que me mantiene a flote. Mi esposa —mujer de una fe grande también— lo ha asumido con amor y con mucha valentía. A mi hija le está costando un montón, aunque va aceptando mis limitaciones.
El médico le pidió que hiciera trabajos manuales en casa para ocupar su tiempo, ya que no podía trabajar y eran buenos para la recuperación. ¿Cómo surge la idea de hacer rosarios?
Primero por la necesidad de ocupar mi tiempo con tareas manuales que me hagan concentrarme en algo concreto, a nivel terapéutico. Y también porque un gran amigo, que hacía rosarios como hobby, me enseñó a hacerlos y vi una oportunidad de evangelizar y hacer apostolado con mis amigos desde mi nueva situación personal. Tengo de siempre un amor muy grande por la Virgen y una gran devoción al santo rosario. Qué mejor manera de extenderla.
Ahora los hace por encargo a través de Instagram o correo electrónico (rosariosgodworker@gmail.com). Cada uno es único y especial, ¿por qué?
A raíz de regalar los que hacía a amigos y familiares, surgió la idea de venderlos y así, por lo menos, pagar los materiales. Cada rosario es único porque va cargado de mucha oración por la persona que lo encarga y su familia, y porque pongo todo mi cariño e ilusión para que, en cada hogar, se institucionalice este rezo.
Su eslogan es Rosarios indestructibles para una fe indestructible. ¿Es una idea nacida de la experiencia?
Rosarios indestructibles porque yo —que lo rezo mucho— he machacado muchos y siempre se rompían porque se enganchaban al bolsillo o porque los materiales no eran duraderos. Para los que hago uso paracord (cuerda para paracaídas), cuentas de calidad y crucifijos de acero o aleaciones resistentes. Para una fe indestructible porque desde que rezo el rosario en familia mi fe se ha hecho cada vez más grande, nos ha unido más y nos ha hecho crecer más y más en el amor a Dios y a los demás.
¿Qué le pide al Señor y a la Virgen?
Les pido por la conversión de todo el mundo, porque haya mucho amor entre las personas y siempre reine la paz. Y a la Virgen, especialmente, que con su manto nos proteja de esta sociedad cada vez más egoísta y anticristiana. También por el Papa Francisco, para que sea muy santo y guíe correctamente a la santa Iglesia.