El arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, presidió este viernes por la noche en la basílica de la Virgen de los Desamparados una vigilia de oración por las víctimas y las familias afectadas por el incendio del barrio de Campanar en la que pidió «que la Virgen nos ayude a descubrir qué es lo verdaderamente importante y ser más hermanos».
En la basílica, llena de fieles durante la celebración, acompañaron al arzobispo el obispo auxiliar emérito de Valencia, Javier Salinas; el vicario general, Vicente Fontestad; miembros del consejo episcopal y sacerdotes, así como autoridades del Gobierno de la Generalitat Valenciana y autoridades municipales, según informó la archidiócesis valenciana.
«En la vida, en determinados momentos, experimentamos lo frágiles que somos y nuestra debilidad a nivel personal como colectivo, a nivel de nuestra ciudad», señaló Benavent durante la vigilia, que fue concelebrada por el rector y el vicerrector de la basílica, Melchor Seguí y Álvaro Almenar, respectivamente.
«En estas circunstancias excepcionales que nos ha tocado vivir los creyentes, los valencianos, necesitamos sentir la mirada amorosa de la Virgen María, pedirle su auxilio, su protección, y es expresión de que, en este momento, conviven dos sentimientos en nuestro corazón: dolor, porque parece que no hay esperanza, y la convicción de que, a pesar de todo, tenemos que esperar en silencio la salvación del Señor», compartió el arzobispo.
Benavent pidió a la Virgen tres cosas: la primera, por «todos los que han fallecido en este terrible incendio. Los sentimos como hermanos y miembros de nuestra familia, los llevamos en el corazón. La Virgen tiene en su corazón a los más desamparados, a los que sufren. Por eso, las personas que han perdido la vida son las que tienen que estar más presentes en vuestra oración», precisó.
En segundo lugar, pidió «por sus familias, por todos los que han perdido sus casas, los heridos y sus familiares, que ahora viven momentos de incertidumbre. Que la Virgen les conceda la gracia de vivir estos momentos dolorosos, dramáticos, con esa certeza de que Dios no deja de amarles».
En tercer lugar, «cuando vivimos situaciones como estas, en nuestro corazón salen las preguntas más radicales, como es preguntarse si Dios ha dejado de amarnos. Pedimos a la Virgen por esas personas para que les dé la certeza de que, a pesar de tanto sufrimiento, Dios no deja de amarlos». En su homilía, el arzobispo anheló que, «en lo más profundo de su corazón, lleguen a no dudar del amor de Dios, que es la única esperanza que podemos tener en estos momentos de sufrimiento».
Concluyó pidiendo también «por todos los valencianos, que hoy nos sentimos solidarios con todos los que sufren; que no sea un sentimiento que después se olvida, que estos acontecimientos despierten en nosotros sentimientos de auténtico amor y solidaridad, y que estas circunstancias que nos toca vivir como comunidad humana, comunidad de creyentes, nos hagan más hermanos».
Al finalizar la vigilia, el Arzobispo leyó el telegrama de condolencias para las víctimas y familias del incendio enviado por el Papa Francisco. Igualmente, agradeció todos los mensajes de condolencias y cercanía que ha recibido por parte de los Obispos de la Conferencia Episcopal Española y de otros países.