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El Testigo Fiel
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Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores, memoria obligatoria
Común de Santa María Virgen
Salterio: jueves de la cuarta semana
Vísperas
Inicio

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
 
Himno
¡Ay dolor, dolor, dolor,
por mi Hijo y mi Señor!

Yo soy aquella María
del linaje de David:
¡Oíd, hermanos, oíd
la gran desventura mía!

A mí me dijo Gabriel
que el Señor era conmigo,
y mi dejó sin abrigo
más amarga que la hiel.
Díjome que era bendita
entre todas las nacidas,
y soy de las doloridas
la más triste y afligida.

Decid, hombres que corréis
por la vida mundanal,
decidme si visto habéis
igual dolor que mi mal.
Y vosotras que tenéis
padres, hijos y maridos,
ayudadme con gemidos,
si es que mejor no podéis.

Llore conmigo la gente,
alegres y atribulados,
por lavar cuyos pecados
mataron al Inocente.
¡Mataron a mi Señor,
mi Redentor verdadero!
¡Cuitada!, ¿Cómo no muero
con tan extremo dolor?

Señora, santa María,
déjame llorar contigo,
pues muere mi Dios y mi amigo,
y muerta está mi alegría.
Y, pues os dejan sin Hijo,
dejadme ser hijo vuestro.
¡Tendréis mucho más que amar,
aunque os amen mucho menos!
Primer Salmo
Salmo 121: La ciudad santa de Jerusalén
Ant: Cristo es nuestra paz, y por su cruz nos reconcilió con Dios.
Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo (Hb 12,22)
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios».

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Cristo es nuestra paz, y por su cruz nos reconcilió con Dios.
Segundo Salmo
Salmo 126: El esfuerzo humano es inútil sin Dios
Ant: Acerquémonos a la ciudad del Dios vivo y al Mediador de la nueva alianza, Jesús.
Sois edificio de Dios (1Co 3,9)
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en manos de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
No quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Acerquémonos a la ciudad del Dios vivo y al Mediador de la nueva alianza, Jesús.
Cántico NT
Efesios 1, 3-10: El Dios Salvador
Ant: Por la sangre de Cristo hemos recibido la redención.
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Por la sangre de Cristo hemos recibido la redención.
Lectura Bíblica
Lectura de la segunda carta a Timoteo
2Tm 2,10-12a
Lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen la salvación, lograda por Cristo Jesús, con la gloria eterna. Es doctrina segura: Si morimos con él, viviremos con él. Si perseveramos, reinaremos con él.
V/. Estaba Santa María, Reina del cielo, y Señora del mundo, junto a la cruz del Señor.
R/. Estaba Santa María, Reina del cielo, y Señora del mundo, junto a la cruz del Señor.
V/. Feliz ella que, sin morir, mereció la palma del martirio.
R/. Junto a la cruz del Señor.
V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Estaba Santa María, Reina del cielo, y Señora del mundo, junto a la cruz del Señor.
Cántico Evangélico
Cántico [en Español] [en Español] [en Latín] [en Latín]
Ant: Jesús, al ver junto a la cruz a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu Hijo.» Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.»

(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Magníficat ánima mea Dóminum,
et exsultávit spíritus meus in Deo salvatóre meo,
quia respéxit humilitátem ancíllæ suæ.

Ecce enim ex hoc beátam me dicent omnes generationes,
quia fecit mihi magna, qui potens est,
et sanctum nomen eius,
et misericórdia eius in progénies et progénies
timéntibus eum.

Fecit poténtiam in bráchio suo,
dispérsit supérbos mente cordis sui;
depósuit poténtes de sede
et exaltávit húmiles;
esuriéntes implévit bonis
et dívites dimísit inánes.

Suscépit Israel púerum suum,
recordátus misericórdiæ,
sicut locútus est ad patres nostros,
Abraham et sémini eius in sæcula.

Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
Sicut erat in princípio, et nunc et semper,
et in sæcula sæculórum. Amen.
Ant: Jesús, al ver junto a la cruz a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu Hijo.» Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.»
Preces
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Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle, diciendo:
Que la llena de gracia interceda por nosotros
  • - Oh Dios, admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,
    haz que todos tus hijos deseen esta misma gloria y caminen hacia ella.
  • - Tú que nos diste a María por madre, concede, por su mediación, salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores,
    y a todos abundancia de salud y de paz.
  • - Tú que hiciste de María la llena de gracia,
    concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres.
  • - Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor,
    y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.
  • - Tú que coronaste a María como reina del cielo,
    haz que los difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu reino.
Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle, diciendo:
Que la llena de gracia interceda por nosotros
  • - Tú que hiciste de Maria la madre de misericordia,
    haz que los que viven en peligro o están tentados sientan su protección maternal.
  • - Tú que encomendaste a Maria la misión de madre de familia en el hogar de Jesús y de José,
    haz que, por su intercesión, todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la santidad.
  • - Tú que fortaleciste a María cuando estaba al pie de la cruz y la llenaste de gozo en la resurrección de su Hijo,
    levanta y robustece la esperanza de los decaídos.
  • - Tú que hiciste que María meditara tus palabras en su corazón y fuera tu esclava fiel,
    por su intercesión, haz de nosotros siervos fieles y discípulos dóciles de tu Hijo.
  • - Tú que coronaste a Maria como reina del cielo,
    haz que los difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu reino.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.

- (Universal) Por la abolición de la pena de muerte. Recemos para que la pena de muerte, que atenta a la inviolabilidad y dignidad de la persona, sea abolida en las leyes de todos los países del mundo.

Anónimo: En acción de gracias por tantos beneficios recibidos del Señor.
Anónimo: Por la paz del mundo y para que se acaben las guerras
Anónimo: Por Xavier y Maria Antonia
Anónimo: Señor, necesitamos un milagro para que cobre a final de este mes y poder pagar el alquiler y todos los costes que conlleva sacar la família adelante. Para que mi esposa encuentre un buen trabajo.
Anónimo: Por Xavier Y María Antonia
Porque todos nos sabemos hermanos, hijos de un mismo Dios, confiadamente nos atrevemos a decir:
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Final
Señor, tú has querido que la Madre compartiera los dolores de tu Hijo al pie de la cruz; haz que la Iglesia, asociándose con María a la pasión de Cristo, merezca participar de su resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo individual:

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
 
Si el que preside es un ministro ordenado, utiliza una de estas dos fórmulas finales:
(Fórmula larga)
V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodie vuestros corazones y vuestros pensamientos en el conocimiento y el amor de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
V/. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
 
(Fórmula breve)
V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
 
Si se despide a la asamblea se añade:
V/. Podéis ir en paz.
R/. Demos gracias a Dios.
 
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