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El Testigo Fiel
formación, reflexión y amistad en la fe, con una mirada católica ~ en línea desde el 20 de junio de 2003 ~
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formación, reflexión y amistad en la fe, con una mirada católica ~ en línea desde el 20 de junio de 2003 ~
Santo Tomás de Aquino, presbítero y doctor de la Iglesia, memoria obligatoria
Común de doctores de la Iglesia
Salterio: sábado de la tercera semana
Nació alrededor del año 1225, de la familia de los condes de Aquino. Estudió primero en el monasterio de Montecasino, luego en Nápoles; más tarde ingresó en la Orden de Predicadores, y completó sus estudios en París y en Colonia, donde tuvo por maestro a san Alberto Magno. Escribió muchas obras llenas de erudición y ejerció también el profesorado, contribuyendo en gran manera al incremento de la filosofía y de la teología. Murió cerca de Terracina el día 7 de marzo de 1274. Su memoria se celebra el día 28 de enero, por razón de que en esa fecha tuvo lugar, el año 1369, el traslado de su cuerpo a Tolosa del Languedoc.
[Oficio de Lecturas] [Laudes] [Hora Intermedia]
Oficio de Lecturas
Inicio
Si Oficio de Lecturas es la primera oración del día se reza el Invitatorio.

(se hace la señal de la cruz sobre los labios mientras se dice:)
V/. -Señor, ábreme los labios.
R/. -Y mi boca proclamará tu alabanza.
Salmo 94: Invitación a la alabanza divina
en el rezo privado, puede decirse la antífona sólo al inicio y al fin
Ant: Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

-se repite la antífona

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

-se repite la antífona

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

-se repite la antífona

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

-se repite la antífona

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»

-se repite la antífona

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.
Si no:

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
 
Himno
Vosotros sois luz del mundo
y ardiente sal de la tierra,
ciudad esbelta en el monte,
fermento en la masa nueva.

Vosotros sois los sarmientos,
y yo la Vid verdadera.
Si el Padre poda las ramas,
más fruto llevan las cepas.

Vosotros sois la abundancia
del reino que ya está cerca;
los doce mil señalados
que no caerán en la siega.

¡Dichosos porque sois limpios
y ricos en la pobreza,
y es vuestro el reino que sólo
se gana con la violencia! Amén.
Primer Salmo
Salmo 106 I: Acción de gracias por la liberación
Ant: Dad gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Que lo confiesen los redimidos por el Señor,
los que Él rescató de la mano del enemigo,
los que reunió de todos los países:
norte y sur, oriente y occidente.

Erraban por un desierto solitario,
no encontraban el camino de ciudad habitada;
pasaban hambre y sed,
se les iba agotando la vida;
pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.

Los guió por un camino derecho,
para que llegaran a una ciudad habitada.
Dad gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Calmó el ansia de los sedientos,
y a los hambrientos los colmó de bienes.

Yacían en oscuridad y tinieblas,
cautivos de hierros y miserias;
por haberse rebelado contra los mandamientos,
despreciando el plan del Altísimo.
Él humilló su corazón con trabajos,
sucumbían y nadie los socorría.
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.

Los sacó de las sombrías tinieblas,
arrancó sus cadenas.
Dad gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Destrozó las puertas de bronce,
quebró los cerrojos de hierro.

Estaban enfermos por sus maldades,
por sus culpas eran afligidos;
aborrecían todos los manjares,
y ya tocaban las puertas de la muerte.
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.

Envió su palabra para curarlos,
para salvarlos de la perdición.
Dad gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
Ofrezcedle sacrificios de alabanza,
y contad con entusiasmo sus acciones.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Dad gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres.
Segundo Salmo
Salmo 106 II:
Ant: Contemplaron las obras de Dios y sus maravillas.
Entraron en naves por el mar,
comerciando por las aguas inmensas.
Contemplaron las obras de Dios,
sus maravillas en el océano.

Él habló y levantó un viento tormentoso,
que alzaba las olas a lo alto:
subían al cielo, bajaban al abismo,
el estómago revuelto por el mareo,
rodaban, se tambaleaban como borrachos,
y no les valía su pericia.
Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.

Apaciguó la tormenta en suave brisa,
y enmudecieron las olas del mar.
Se alegraron de aquella bonanza,
y él los condujo al ansiado puerto.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.

Aclámenlo en la asamblea del pueblo,
alábenlo en el consejo de los ancianos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Contemplaron las obras de Dios y sus maravillas.
Tercer Salmo
Salmo 106 III:
Ant: Los rectos lo ven y se alegran, y comprenden la misericordia del Señor.
Él transforma los ríos en desierto,
los manantiales de agua en aridez;
la tierra fértil en marismas,
por la depravación de sus habitantes.

Transforma el desierto en estanques,
el erial en manantiales de agua.
Coloca allí a los hambrientos,
y fundan una ciudad para habitar.

Siembran campos, plantan huertos,
recogen cosechas.
Los bendice, y se multiplican,
y no les escatima el ganado.

Si menguan, abatidos por el peso
de infortunios y desgracias,
el mismo que arroja desprecio sobre los príncipes
y los descarría por una soledad sin caminos
levanta a los pobres de la miseria
y multiplica sus familias como rebaños.

Los rectos lo ven y se alegran,
a la maldad se le tapa la boca.
El que sea sabio, que recoja estos hechos
y comprenda la misericordia del Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Los rectos lo ven y se alegran, y comprenden la misericordia del Señor.
Lectura Bíblica
V/. Señor, tu fidelidad llega hasta las nubes.
R/. Tus sentencias son como el océano inmenso.

Si la raíz es santa, otro tanto lo serán las ramas
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos
Rm 11,13-24 (del lecc. par-impar)
Ahora bien, a vosotros, gentiles, os digo: siendo como soy apóstol de los gentiles, haré honor a mi ministerio, por ver si doy celos a los de mi raza y salvo a algunos de ellos. Pues si su rechazo es reconciliación del mundo, ¿qué no será su reintegración sino volver desde la muerte a la vida?
Si las primicias son santas, también lo es la masa; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. Por otra parte, si algunas de las ramas fueron desgajadas, mientras que tú, siendo olivo silvestre, fuiste injertado en su lugar y hecho partícipe de la raíz y de la savia del olivo, no te enorgullezcas en contra de las ramas. Y si te enorgulleces, piensa que no eres tú quien sostiene a la raíz, sino que la raíz te sostiene a ti.
Pero objetarás: las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado. De acuerdo: fueron desgajadas por su incredulidad, mientras que tú te mantienes por la fe; pero no te engrías por ello; más bien, teme. Pues si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ver si tampoco te perdona a ti.
En fin, considera la bondad y la severidad de Dios: severidad con los que cayeron; contigo, bondad de Dios, si permaneces en la bondad; de otro modo, también tú serás desgajado. En cuanto a aquellos, si no permanecen en la incredulidad, serán injertados, pues Dios es poderoso para volver a injertarlos. Porque si tú fuiste cortado del olivo silvestre natural, para ser injertado, contra tu naturaleza, en un olivo excelente, ¡cuánto más serán injertados ellos, según su naturaleza, en su propio olivo!
Cf. Rm 11,23; 2Co 3,16
R/. Los que cayeron, si no siguen aferrados a su incredulidad, serán también injertados; que poderoso es Dios para injertarlos de nuevo.
V/. Cuando se vuelvan al Señor, será descorrido el velo de sus corazones.
R/. Que poderoso es Dios para injertarlos de nuevo.
Lectura Patrística
En la cruz hallamos el ejemplo de todas las virtudes
Santo Tomás de Aquino, presbítero y doctor de la Iglesia
De las Conferencias (Conferencia 6 sobre el Credo)
¿Era necesario que el Hijo de Dios padeciera por nosotros? Lo era, ciertamente, y por dos razones fáciles de deducir: la una, para remediar nuestros pecados; la otra, para darnos ejemplo de cómo hemos de obrar.
Para remediar nuestros pecados, en efecto, porque en la pasión de Cristo encontramos el remedio contra todos los males que nos sobrevienen a causa del pecado.
La segunda razón tiene también su importancia, ya que la pasión de Cristo basta para servir de guía y modelo a toda nuestra vida. Pues todo aquel que quiera llevar una vida perfecta no necesita hacer otra cosa que despreciar lo que Cristo despreció en la cruz y apetecer lo que Cristo apeteció. En la cruz hallamos el ejemplo de todas las virtudes.
Si buscas un ejemplo de amor: Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos. Esto es lo que hizo Cristo en la cruz. Y, por esto, si él entregó su vida por nosotros, no debemos considerar gravoso cualquier mal que tengamos que sufrir por él.
Si buscas un ejemplo de paciencia, encontrarás el mejor de ellos en la cruz. Dos cosas son las que nos dan la medida de la paciencia: sufrir pacientemente grandes males, o sufrir, sin rehuirlos, unos males que podrían evitarse. Ahora bien, Cristo, en la cruz, sufrió grandes males y los soportó pacientemente, ya que en su pasión no profería amenazas; como cordero llevado al matadero, enmudecía y no abría la boca. Grande fue la paciencia de Cristo en la cruz: Corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús, que, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia.
Si buscas un ejemplo de humildad, mira al crucificado: él, que era Dios, quiso ser juzgado bajo el poder de Poncio Pilato y morir.
Si buscas un ejemplo de obediencia, imita a aquel que se hizo obediente al Padre hasta la muerte: Si por la desobediencia de uno - es decir, de Adán- todos se convirtieron en pecadores, así por la obediencia de uno todos se convertirán en justos.
Si buscas un ejemplo de desprecio de las cosas terrenales, imita a aquel que es Rey de reyes y Señor de señores, en quien están encerrados todos los tesoros del saber y el conocer, desnudo en la cruz, burlado, escupido, flagelado, coronado de espinas, a quien finalmente, dieron a beber hiel y vinagre.
No te aficiones a los vestidos y riquezas, ya que se repartieron mis ropas; ni a los honores, ya que él experimentó las burlas y azotes; ni a las dignidades, ya que le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado; ni a los placeres, ya que para mi sed me dieron vinagre.
R/. Supliqué, y se me concedió la prudencia; invoqué, y vino a mí el espíritu de sabiduría. La preferí a cetros y tronos, y, en su comparación, tuve en nada la riqueza.
V/. ¿Quién conocerá tu designio, Señor, si tú no le das la sabiduría, enviando tu Santo Espíritu desde el cielo?
R/. La preferí a cetros y tronos, y, en su comparación, tuve en nada la riqueza.
Final

Oremos:

Oh Dios, que hiciste de santo Tomás de Aquino un varón preclaro por su anhelo de santidad y por su dedicación a las ciencias sagradas, concédenos entender lo que él enseñó e imitar el ejemplo que nos dejó en su vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios
 
[Oficio de Lecturas] [Laudes] [Hora Intermedia]
Laudes
Inicio

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
 
Himno
Experiencia de Dios fue vuestra ciencia,
su Espíritu veraz os dio a beberla
en la revelación, que es su presencia
en velos de palabra siempre nueva.

Abristeis el camino para hallarla
a todo el que de Dios hambre tenía,
palabra del Señor que, al contemplarla,
enciende nuestras luces que iluminan.

Saber de Dios en vida convertido
es la virtud del justo, que, a su tiempo,
si Dios le dio la luz, fue lo debido
que fuera su verdad, su pensamiento.

En nuestro corazón de criaturas,
no se encendió la luz para esconderla,
que poco puede andar quien anda a oscuras
por sendas de verdad sin poder verla.

Demos gracias a Dios humildemente
y al Hijo, su Verdad que a todos guía,
dejemos que su Luz, faro esplendente,
nos guíe por el mar de nuestra vida. Amén.
Salmodia
Salmo 118,145-152: XIX (Coph)
Ant: Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables.
Te invoco de todo corazón:
respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame,
y cumpliré tus decretos;
me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,
esperando tus palabras.

Mis ojos se adelantan a las vigilias,
meditando tu promesa;
escucha mi voz por tu misericordia,
con tus mandamientos dame vida;
ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu voluntad.

Tú, Señor, estás cerca,
y todos tus mandatos son estables;
hace tiempo comprendí que tus preceptos
los fundaste para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Tú, Señor, estás cerca, y todos tus mandatos son estables.
Sabiduría 9,1-6.9-11: Dame, Señor, la sabiduría
Ant: Mándame tu sabiduría, Señor, para que me asista en mis trabajos
Dios de los padres, y Señor de la misericordia,
que con tu palabra hiciste todas las cosas,
y en tu sabiduría formaste al hombre,
para que dominase sobre tus criaturas,
y para regir el mundo con santidad y justicia,
y para administrar justicia con rectitud de corazón.

Dame la sabiduría asistente de tu trono
y no me excluyas del número de tus siervos,
porque siervo tuyo soy, hijo de tu sierva,
hombre débil y de pocos años,
demasiado pequeño para conocer el juicio y las leyes.

Pues, aunque uno sea perfecto
entre los hijos de los hombres,
sin la sabiduría, que procede de ti,
será estimado en nada.

Contigo está la sabiduría, conocedora de tus obras,
que te asistió cuando hacías el mundo,
y que sabe lo que es grato a tus ojos
y lo que es recto según tus preceptos.

Mándala de tus santos cielos,
y de tu trono de gloria envíala,
para que me asista en mis trabajos
y venga yo a saber lo que te es grato.

Porque ella conoce y entiende todas las cosas,
y me guiará prudentemente en mis obras,
y me guardará en su esplendor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Mándame tu sabiduría, Señor, para que me asista en mis trabajos
Salmo 116: Invitación universal a la alabanza divina
Ant: La fidelidad del Señor dura por siempre.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: La fidelidad del Señor dura por siempre.
Lectura Bíblica
Lectura del libro de la Sabiduría
Sb 7,13-14
Aprendí la sabiduría sin malicia, la reparto sin envidia y no me guardo sus riquezas. Porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que la adquieren se atraen la amistad de Dios, porque el don de su enseñanza los recomienda.
V/. Que todos los pueblos proclamen la sabiduría de los santos.
R/. Que todos los pueblos proclamen la sabiduría de los santos.
V/. Y que la asamblea pregone su alabanza.
R/. La sabiduría de los santos.
V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R/. Que todos los pueblos proclamen la sabiduría de los santos.
Cántico Evangélico
Ant: Bendito sea el Señor, por cuyo amor santo Tomás estudió, oró asiduamente y trabajó.

(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Bendito sea el Señor, por cuyo amor santo Tomás estudió, oró asiduamente y trabajó.
Preces
Demos gracias a Cristo, el buen Pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle, diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor
  • - Señor Jesucristo, que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,
    haz que por ellos continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.
  • - Señor Jesucristo, que a través de los santos pastores sigues siendo el único pastor de tu pueblo,
    no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.
  • - Señor Jesucristo, que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,
    haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.
  • - Señor Jesucristo que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,
    haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Concluyamos nuestras súplicas con la oración que el mismo Señor nos enseñó:
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Final
Oh Dios, que hiciste de santo Tomás de Aquino un varón preclaro por su anhelo de santidad y por su dedicación a las ciencias sagradas, concédenos entender lo que él enseñó e imitar el ejemplo que nos dejó en su vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo individual:

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.
 
Si el que preside es un ministro ordenado, utiliza una de estas dos fórmulas finales:
(Fórmula larga)
V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodie vuestros corazones y vuestros pensamientos en el conocimiento y el amor de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
V/. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
 
(Fórmula breve)
V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.
 
Si se despide a la asamblea se añade:
V/. Podéis ir en paz.
R/. Demos gracias a Dios.
 
[Oficio de Lecturas] [Laudes] [Hora Intermedia]
Hora Intermedia (Sexta)
Inicio

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
 
Himno
Otra vez -te conozco- me has llamado.
Y no es la hora, no; pero me avisas.
De nuevo traen tus celestiales brisas
claros mensajes al acantilado

del corazón, que, sordo a tu cuidado,
fortalezas de tierra eleva, en prisas
de la sangre se mueve, en indecisas
torres, arenas, se recrea, alzado.

Y tú llamas y llamas, y me hieres,
y te pregunto aún, Señor, qué quieres,
qué alto vienes a dar a mi jornada.

Perdóname, si no te tengo dentro,
si no sé amar nuestro mortal encuentro,
si no estoy preparado a tu llegada.
Salmodia
Salmo 118,121-128: XVI (Ain)
Ant: Da fianza, Señor, en favor de tu siervo.
Practico la justicia y el derecho,
no me entregues a mis opresores;
da fianza en favor de tu siervo,
que no me opriman los insolentes;
mis ojos se consumen aguardando
tu salvación y tu promesa de justicia.

Trata con misericordia a tu siervo,
enséñame tus leyes;
yo soy tu siervo: dame inteligencia,
y conoceré tus preceptos;
es hora de que actúes, Señor:
han quebrantado tu voluntad.

Yo amo tus mandatos
más que el oro purísimo;
por eso aprecio tus decretos
y detesto el camino de la mentira.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Da fianza, Señor, en favor de tu siervo.
Salmo 33 - I: El Señor, salvación de los justos
Ant: Contemplad al Señor, y quedaréis radiantes.
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen
y se alegren.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.

Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Contemplad al Señor, y quedaréis radiantes.
Salmo 33 - II:
Ant: El Señor está cerca de los atribulados.
Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor;
¿Hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad?

Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella.

Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.

Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.

Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor;
él cuida de todos sus huesos,
y ni uno sólo se quebrará.

La maldad da muerte al malvado,
los que odian al justo serán castigados.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a Él.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: El Señor está cerca de los atribulados.
:
Ant: Que los hijos de Sión se alegren por su Rey. Aleluya
Ant: Que los hijos de Sión se alegren por su Rey. Aleluya
:
Ant: Proclame siempre mi alma tu grandeza, oh Dios mío.
Ant: Proclame siempre mi alma tu grandeza, oh Dios mío.
:
Ant: A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.
Ant: A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.
Lectura Bíblica
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas
Ga 5,26; 6,2
No seamos vanidosos, provocándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros. Arrimad todos el hombro a las cargas de los otros, que con eso cumpliréis la ley de Cristo.
V/. Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos.
R/. Allí manda el Señor la bendición.
Final

Oremos:

Señor, fuego ardiente de amor eterno, haz que, inflamados en tu amor, te amemos a ti sobre todas las cosas y a nuestro prójimo por amor tuyo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. Bendigamos al Señor.
R/. Demos gracias a Dios
 
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