El apellido de Jheronimus Bosch (así firmaba, a veces, sus cuadros, en caracteres góticos, sin poner jamás una fecha), o Hieronymus Bosch, con mejor grafía latina, uno de los más fascinantes e inquietantes pintores de fines del siglo XV europeo, deriva de la última sílaba del nombre de la ciudad del Brabante septentrional en que tuvo lugar su nacimiento: Hertogenbosch, en francés Bois-le-Duc, vocablos que en ambos casos significan Bosque del Duque. En Italia, el pintor era conocido con el nombre de Bosco di Bolduc (italianización de Bois-le-Duc), y en España se lo llamó sencillamente el Bosco. Pero el nombre de su familia era van Aken, probablemente, porque procedía de Aquisgrán (Aachen), si bien a fines del siglo XIV los van Aken ya se encontraban en Bois-le-Duc. No se conoce la fecha del nacimiento de Jerónimo, que razonablemente se sitúa alrededor de 1450; en cambio, su muerte consta con exactitud en los registros de la hermandad de la que el pintor formaba Parte: «Obitus fratrum. Anno 1516: Hieronimus Aquen, alias Bosch, insignis pictor». Van Mander, en su «Schilderboek» (1604), afirma que no conoce dato alguno sobre el pintor; pero modernas investigaciones en diversos archivos han podido hacernos conocer algunas fechas y algún hecho de la vida del artista en su ciudad natal; el Bosco probablemente nunca abandonó Bois-le-Duc o sólo lo hizo por breve tiempo, y, según Ludovico Guicciardini, la ciudad poseía industrias florecientes como las de tejidos y cuchillería.
Se sabe que Hieronymus Bosch perteneció a la hermandad o cofradía de la Virgen, «Illustre Lieve-Vrouwe Broederschap», cuyos archivos nos han revelado algunas noticias seguras: en 1486, «Jheronimus Anthonissoen van Aken» (Jerónimo, hijo de Antonio van Aken) fue recibido entre sus cofrades, que eran tonsurados y llevaban hábito clerical; en 1488 llegó a ser «notable» y participó en el solemne «banquete del cisne» (pájaro del blasón de la cofradía), y en julio de aquel año acogió a los cofrades en su casa, que daba a la plaza del mercado. Se había casado en 1478 con Alead van de Meervenne, rica burguesa. (nacida en 1453), que le había traído en dote una casa de campo en Oirschot, a unos treinta kilómetros de Hertogenbosch.
En 1480-81, «Jeroen die maelre» (Jerónimo el Pintor) terminó dos partes de un tríptico que su padre, Anthonius van Aken, había dejado incompleto; no solamente el padre sino también dos tíos suyos fueron pintores, así como el abuelo, llamado Jan van Aken, muerto en el año 1456. En 1493-94 el Bosco pintó los bocetos para las vidrieras de la capilla de su cofradía en la catedral de San Juan, donde, según un viajero (J. B. Gramaye, 1610), había varios cuadros suyos con temas extraídos de los episodios bíblicos: salvados de un primer embate iconoclasta en agosto de 1566, fueran destruidos en 1629 en el saqueo de los protestantes. En 1504 recibió un anticipo de 36 florines por un gran cuadro, de nueve pies de altura por once de ancho, «où doit estre le Jugement de Dieu, assavoir paradis et enfer, que Monseigneur lui avait ordonné faire pour son très-noble plaísir» («en que debe estar el juicio de Dios, o sea Paraíso e Infierno., que Monseñor le ordenó ejecutar para su muy noble placer»): el comitente era Felipe el Hermoso.
De él se sabe además, que tomaba parte activa en preparación escénica de los «misterios», representaciones teatrales que la cofradía organizaba tradicionalmente, y de los carros con escenas religiosas que participaban de algunas procesiones: actividad que le daría ocasión para que su fantasía exuberante pudiera desplegarse, y que no dejaría de imprimir huellas en su arte.
En 1516 se habla de un cuadro suyo «ung moyen tableau de Sainct-Anthoine... qui est fait de Jheronimus Bosch» («un cuadro de mediano tamaño, de San Antonio... hecho por Jerónimo el Bosco») en el inventario de Margarita de Austria, regente de los Países Bajos. Cuando después pasó la región a dominio español, los cuadros del Bosco se vendieron prontamente: de ellos hizo un acopio particular don Felipe de Guevara, cuya colección pasó a Felipe II, y éste, en 1574, mandó llevar varios cuadros del Bosco al Escorial; se sabe, en efecto, que en su alcoba tenía el rey de España el cuadro de Los siete pecados capitales para exhortación moral («Cave, cave, Deus videt»). El arte del Bosco fue tenido en grandísima estima en su tiempo: así lo demuestran las numerosísimas repeticiones de los temas predilectos de este delicioso «faizeur de dyables» (hacedor de diablos) en la pintura flamenca, desde Pieter Huys hasta Jan de Cock y Pieter Bruegel, aparte de una legión de anónimos imitadores. Su amigo Alaart de Hamel, arquitecto y grabador, contribuyó a divulgar el conocimiento del artista con reproducciones grabadas de algunas de sus obras. Han llegado hasta nosotros dos grabados suyos, al aguafuerte, de dibujos del Bosco: El elefante asediado y El juicio universal.
Bibliografía: Piero Bianconi. Pinacoteca de los Genios. Editorial Codex.