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Nació en Buenos Aires en 1963. Realizó la licenciatura en teología en Buenos Aires, y completó la especialización en Biblia en Valencia.
Desde 1988 hasta 2003 fue profesor de Antropología Teológica y Antropología Filosófica en en la Universidad Católica Argentina, Facultad de Ciencias Sociales.
En esos mismos años dictó cursos de Biblia en seminarios de teología para laicos, especialmente en el de Nuestra Señora de Guadalupe, de Buenos Aires.
En 2003 fundó el portal El Testigo Fiel.
6 de septiembre de 2022
Hechos de los Apóstoles es un libro singular, quizás su nombre debería ser Hechos del Espíritu Santo, porque a través de la historias de los primeros pasos de la Iglesia nos va mostrando, en transparencia, la realización de la obra de Dios en este mundo.
La Iglesia, ¿qué es la Iglesia, esa que escribimos con mayúsculas, pero que muy poco podemos delimitar? ¿Se trata de un conjunto de ordenamientos sacros destinados a encauzar en los planes de Dios el hormigueo de vidas de los cristianos? ¿o bien es ella misma un organismo vivo que va moviéndose al ritmo de la historia? El primer caso tiene el peligro de anquilosar la Iglesia, mostrarla inmutable, sí, pero también poco adecuada para responder a esos cambios humanos irrefrenables que nos rodean; el segundo nos muestra una Iglesia "adaptada", pero quizás por eso mismo un poco inútil, que no es capaz de ofrecer a los hombres de cada época, de hoy, una respuesta distinta a sus ansias e insatisfacciones, que la que reciben a diario en la cultura dominante....
Lo que a algunos puede sorprender es que esto ocurre en la Iglesia desde el minuto cero, no es un "problema" de hoy, quizás no es ningún problema, sino el desafío que nos dejó el Señor Jesús al entrar en su gloria: que organicemos su Iglesia, que la amemos, la vivamos, y también la pensemos, cómo no.
Por ello la revelación incluye un libro como "Hechos de los Apóstoles", que a través del retrato de una Iglesia ideal nos va llevando a perfilar nuestro ideal de Iglesia.
San Lucas lo escribe como segunda parte de su evangelio, y hace explícitamente alusión al "primer libro", pero lo escribe de manera distinta a su evangelio: en aquel otro se basó en tradiciones que ya habían comenzado a ser escritas, y siguió de cerca (aunque con gran libertad de buen escritor) al evangelio de Marcos, que es su fuente principal.
En este no tiene fuentes que podamos contrastar paralelamente, y de hecho la variedad de tradiciones que reúne es amplísima, pero consigue un conjunto coherente y con un cierto suspense: medio libro lo ocupa la figura dominante de Pedro, medio libro la figura dominante de Pablo, y el final es completamente abierto... quizás esperaba escribir una tercera parte que nunca llegó a hacer, pero me gusta pensar que la tercera parte somos nosotros, la Iglesia en el mar de la historia, llena de ideales y de límites, pero a la que sigue conduciendo, igual que a la de Hechos, el único protagonista que atraviesa las tres partes de esta gran obra: el Espíritu Santo.
