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El Testigo Fiel
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«Mira que estoy a la puerta y llamo,
si alguno oye mi voz y me abre la puerta,
entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo...»
formación, reflexión y amistad en la fe, con una mirada católica ~ en línea desde el 20 de junio de 2003 ~
Documentación:
Salmo 27 (26),7-14
La segunda parte del salmo 26 es la súplica y lamentación de un pobre perseguido y abandonado, a quien incluso parece que Dios ha escondido el rostro. No resulta difícil rezar este salmo unidos a Cristo en su pasión. Él [...]

fue dejado por sus discípulos, sensiblemente abandonado por el Padre en la cruz; él, en el huerto de Getsemaní, oró como nuestro salmista pidiendo auxilio. Pero vivió, en plenitud, la total esperanza que contiene nuestro salmo: Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Y ello porque él buscó siempre lo que agradaba al Padre, siempre buscó el rostro del Señor. [Pedro Farnés]



sup>7 Escúchame, Señor, que te llamo; ten piedad, respóndeme. 8 Oigo en mi corazón: "Buscad mi rostro". Tu rostro buscaré, Señor, 9 no me escondas tu rostro. No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio; no me deseches, no me abandones, Dios de mi salvación. 10 Si mi padre y mi madre me abandonan, el Señor me recogerá. 11 Señor, enséñame tu camino, guíame por la senda llana, porque tengo enemigos. 12 No me entregues a la saña de mi adversario, porque se levantan contra mí testigos falsos, que respiran violencia. 13Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. 14Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.

 

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